El ratio de garantía es uno de los aliados que tiene la empresa para analizar su solvencia y proyectarla al exterior.
Qué es el ratio de garantía
Sirve para medir lo lejos que se encuentra el negocio de una quiebra técnica. Esta situación se produce cuando, al abrirse un concurso y terminarse la liquidación de la empresa, el dinero obtenido de la enajenación de los activos no es suficiente para pagar a todos los acreedores.
En el caso del ratio de garantía, la distancia a la quiebra no se mide en unidades monetarias, sino a través de una magnitud adimensional. Imaginemos que decimos que estamos a 100.000 euros de la quiebra. ¿Es mucho, es poco? Obviamente, dependerá de diversos factores, entre los que destaca el tamaño de la empresa y de sus deudas. [hde_related]
Con el ratio de garantía pretendemos poner en relación dos magnitudes monetarias. Así, su cociente no depende de lo grande o pequeña que sea nuestra empresa. Eso facilita establecer objetivos en torno al valor que pretendemos que alcance y efectuar comparaciones con otras compañías.
Su utilidad tiene una vertiente interna y otra externa. Desde fuera, con el ratio de garantía los acreedores tienen una referencia del riesgo que asumen.
Internamente, es un indicador de lo cerca o lejos que está la empresa de una de las pesadillas de cualquier emprendedor: la quiebra técnica. Además, al aproximarse a ese punto, los socios no querrán arriesgar más dinero en la empresa y será difícil refinanciar las deudas.
Cómo se calcula: cuál es la fórmula
La fórmula es esta: RATIO DE GARANTÍA=ACTIVO REAL/PASIVO EXIGIBLE
El activo real excluye los activos ficticios. Es decir, solamente se consideran los que tienen algún valor de realización en caso de liquidación de la empresa. Por ejemplo, es posible que nuestra empresa posea algunos bienes que están estrechamente ligados a su forma de proceder y que no encontrarían comprador.
Por su parte, el pasivo exigible representa la financiación obtenida de personas ajenas. Aquí encontramos deudas con bancos, Hacienda, proveedores, acreedores diversos, etc.
Cómo se valora y se pone en contexto
En general, suele considerarse que su valor óptimo se situaría entre 1,5 y 2.5. Cuanto más reducido sea, más cerca nos encontramos de la quiebra técnica.
Sin embargo, un ratio muy elevado no suele ser síntoma de que las finanzas de la empresa estén muy saneadas. Suele representar que se recurre insuficientemente al endeudamiento. Con ello se trasladan varios mensajes preocupantes:
- La empresa no desea someterse a la prueba que supone solicitar financiación ajena.
- Se está renunciando a la deducibilidad de intereses.
- Es posible que el reparto de dividendos quede condicionado por la necesidad de financiar las inversiones con beneficios.
- Se renuncia a una importante fuente de financiación, lo que condiciona las inversiones de la empresa.
- Puede ser una muestra de mala gestión financiera de la empresa y de necesidades de asesoramiento no cubiertas.
El ratio de garantía puesto en contexto
Para hacer una valoración, conviene tener presentes varias consideraciones. En primer lugar, hay que contemplar la empresa desde una perspectiva temporal. Lo que condiciona la capacidad de devolver las deudas no es tanto el valor contable de sus activos, sino lo que esos activos contribuirán a generar cobros con los que atender compromisos.
Por otro lado, en muchas empresas existen elementos que no cumplen los requisitos para contabilizarse como activos, pero contribuyen a generar cobros. Por ejemplo, una buena marca generada internamente ayuda, entre otros aspectos, a incrementar las ventas.
En tercer lugar, el valor contable suele relacionarse con el precio de adquisición o el coste de producción menos amortizaciones y correcciones de valor. Ello nos lleva a preguntarnos hasta qué punto estos ajustes se han realizado adecuadamente, sobre todo en empresas no obligadas a auditar sus cuentas.
Además, en general, lo habitual será que el valor actual de los retornos esperados en el futuro relacionados con una determinada inversión sea superior a su coste de producción o precio de adquisición.
Finalmente, hay que considerar que el riesgo de impago no depende solamente del colchón del que dispongamos para pagar deudas. Principalmente, depende de la probabilidad de que la actividad de la empresa se desvíe sustancialmente de lo previsto. Un negocio sujeto a muchos vaivenes puede requerir un ratio de garantía más elevado que otro que sea más estable.
Acertar con el valor del ratio de garantía correcto es una importante labor para cualquier emprendedor. Para ello es esencial analizar toda la letra pequeña que hay alrededor de esta cifra.
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