Las scaleups han saltado a la arena empresarial con rapidez, y es que si algo caracteriza a estas startups es su aceleración.
¿Qué son las scaleups? ¿Cuáles son las diferencias con las startups ‘lentas’? ¿Cómo se miden? ¿De qué tipos pueden ser y cuáles son sus retos?
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¿Qué es una scaleup y cuál es su relación con la startup?
Una startup, que suele definirse como una “empresa de reciente creación y de base tecnológica” (RAE) o como “una institución humana diseñada para crear un nuevo producto o servicio bajo condiciones de incertidumbre extrema” (Eric Ries), tiende a ser un tipo de empresa con un “modelo de negocio rentable, escalable y que puede repetirse” (Steve Blank). Suelen caracterizarse por la velocidad, que se queda corta respecto a las scaleups.
Una scaleup es una startup que ha logrado reunir al menos un millón de dólares, según Scaleup Spain Network. Aunque hay otras condiciones para ser scaleup:
- La empresa debe crecer en personal y/o facturación al 20 % interanual durante tres años seguidos y de forma sostenida, según las definiciones que ofrecen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico junto a Scale-up Institute.
- Pasar de pyme a gran empresa en cuestión de años. Esto se suele derivar del primer punto. En España se considera que a partir de 250 empleados se es ‘grande’, pero el grueso de las startups nacen como micropymes. Una scaleup ha de evolucionar de uno a otro (micro, pequeña, mediana y grande) en cuestión de meses, sin estancarse.
- La startup ha de ser fácilmente escalable. Esto puede parecer un prerrequisito del punto 1, pero existen startups de rápido crecimiento no escalables. De hecho en su nombre aparece reflejada esta condición: scale-up.
Una forma de ver a las scaleups respecto a las startups es recoger de estas últimas aquellas empresas que más rápido hayan crecido. Por tanto, la diferencia entre las scaleups que son startups respecto a las que no lo son es la velocidad.
Tipos de scaleup
En el informe ‘Impacto de las scaleups de la economía de España’, presentado por Scaleup Spain Network (Wayra, Endeavor y la Fundación Innovación Bankinter), se analizan hasta tres tipos de scaleup desde una muestra de 91 empresas diferentes:
- Scaler. Se trata de una scaleup con una facturación media de dos millones de euros en los últimos tres años, y en la que además hay al menos 41 puestos de trabajo directos y 48 indirectos.
- Growth. Con una facturación media de 23 millones de euros, generan 176 puestos de trabajo directo y 223 indirectos. Son el ‘segmento medio’ dentro del ecosistema scaleup.
- Rocket. Su facturación media ronda los 274 millones de euros. Respecto a los empleados, destaca que 801 puestos directos dan trabajo a 67 000 puestos de trabajo indirectos.
Es muy llamativo ver cómo, a medida que crece la scaleup, da trabajo a más personas de forma indirecta frente a la directa. Esto es debido a diversos motivos como la especialización de los proveedores, la externalización del talento o la manera en que la complejidad de producto hace que los profesionales demandados crezcan de forma exponencial.
Dolores de crecimiento y otros retos
Las scaleups son empresas de altísima aceleración en materia de facturación o crecimiento de plantilla (a menudo, sin facturación o sin modelo de negocio). En economía se puede medir una relación entre ganancia potencial y riesgo: según aumenta el beneficio esperado, también lo hace el riesgo. De ahí que se aconseje diversificar la actividad.
Si en el caso de las startups el potencial de revalorización es elevado y también lo es el riesgo con respecto a las pymes tradicionales, en las scaleups estos retos crecen exponencialmente. Triunfar con una scaleup es muy difícil debido a que los retos se multiplican, y pocas sobreviven a la fricción.
Una scaleup tiene todos los retos que pueda tener una pyme convencional, más los que surgen de las startups y unos cuantos nuevos por su propio ciclo de vida acelerado. Esto puede hacer que muchas no lleguen a la pubertad, como le ocurría a startups de rápido crecimiento pero sin modelo de monetización.
No es de extrañar que muchas de estas empresas hayan sido líderes a la hora de soportar los dolores de crecimiento propios de estas aceleraciones tan drásticas. Hablamos de empresas que pasan de media docena de empleados a varios cientos en cuestión de años, y que arrastran consigo decenas de otras pymes. Empresas que a menudo abren nuevos caminos empresariales. Caer es fácil.
Imágenes | Mihály Köles, Alex Perri