La discusión más frecuente en el ecosistema ‘start-up’ en esta primera mitad del año se centra en el supuesto ‘invierno’ del capital. Una congelación de la inversión que para muchos sería comparable al colapso de las ‘puntocom’ y a la crisis de 2008. ¿Es así? La verdad es que depende. La realidad, como siempre, es más compleja. [hde_related]
Es cierto que las ‘start-ups’ de Silicon Valley (Estados Unidos) están recibiendo señales contradictorias entre la volatilidad de las bolsas y los rumores de una recesión global. Ecos que, sin embargo, chocan con la cantidad de capital disponible en las arcas de los inversores y con valoraciones que están lejos de contraerse. Los mismos capitalistas de riesgo estadounidenses no son uniformes. Algunos alientan a estas compañías a gastar rápido para crecer, mientras que otros alertan de una recesión severa que requerirá recortes dolorosos.
Los datos nos dicen que las inversiones en ‘start-ups’ en Estados Unidos en el segundo trimestre de 2022 disminuyeron un 23 % respecto al anterior. Y también respecto al mismo trimestre del año pasado, según datos publicados por Pitchbook. Sin embargo, a la vez, el tamaño promedio de las rondas ha alcanzado nuevos récords en cada etapa. En definitiva, los inversores más sólidos nunca han tenido tanto dinero para invertir, pero se han vuelto más selectivos.
En el primer semestre de este año, en plena caída del mercado financiero, los gestores de capital de riesgo de Estados Unidos levantaron 122 000 millones de dólares (unos 123 millones de euros) para nuevos fondos. Eso supone el 87 % de lo recaudado en todo 2021, que fue el año del récord histórico. 2022, por lo tanto, promete un nuevo año récord a pesar de todo.
Ninguna crisis es igual
La contracción actual no es comparable a las anteriores. Las ‘puntocom’ fueron una burbuja de optimismo que no discutía el potencial, sino el tiempo de retorno de las inversiones. Las empresas de la web necesitaban que la población mundial tuviera fácil acceso a internet para convertirse en un mercado real. Lo cual, a principios de la década de 2000, estaba lejos de cumplirse.
Por otro lado, la crisis financiera de 2008 estuvo vinculada a una fase de especulación salvaje que había llegado a su límite. En cambio, el escenario actual es generado por una combinación de cisnes negros. Dos años de pandemia que han afectado mucho al consumo y la producción y la invasión de Ucrania por Rusia. A estos factores se suman los escenarios de inflación que amplifican sus consecuencias.
Sin embargo, todos los datos estructurales, como las tasas de empleo y productividad, muestran escasos efectos sobre la economía real. Ni en Estados Unidos, ni en la Unión Europea. Más allá del repunte del coste de la energía y de algunos productos alimentarios concretos. Por lo tanto, la economía global parece recuperarse, aunque con un poco de miedo.
Las declaraciones de muchos operadores calificados recogidas en la prensa confirman la singularidad de este escenario. Arun Matthew, de Accel, uno de los gestores de capital de riesgo más importantes del mundo, dijo que «no hay mucho que sacar de las crisis anteriores porque este momento es único«. Contradiciendo así a todos aquellos que desde hace meses prevén una escasez prolongada de capitales.
Hicieron mucho ruido los despidos y recortes de personal de algunas ‘start-ups’, que revisaron con prudencia sus planes de penetración en el mercado. Sin embargo, se trata en gran parte de personal cualificado que ha sido sustituido por el de otras empresas.
Percepción frente a los datos
La economía de la innovación está en constante cambio, ya que intenta perseguir y materializar las nuevas perspectivas que van surgiendo. Para los emprendedores tecnológicos, gestionar las incertidumbres y ver un futuro posible es parte de la mentalidad necesaria para hacer su trabajo. Los gestores de capital riesgo, por su parte, responden con la diversificación de la cartera.
En cambio, para los operadores financieros no especializados, que viven de series históricas y perspectivas trimestrales, la situación es muy diferente. Incluso en los Estados Unidos, muchos de ellos están pidiendo una desaceleración en el ritmo de inversión. Es una reacción prudencial e instintiva ante el cambio de escenario, más que una consecuencia de datos objetivos que la justifiquen.
Esto influye con claridad en el comportamiento de los mercados, donde la presencia e influencia de los llamados limited partners es muy fuerte, como en Europa. De hecho, fondos de indiscutible experiencia como Sequoia, Andresseen-Horowitz e YCombinator están aprovechando el parón de los pequeños inversores para acelerar y redefinir su entrada y presencia en el capital de las ‘start-ups’.
Sequoia realizó 22 inversiones más en la primera mitad del año que en el mismo período de 2021. En julio recaudó fondos por 225 000 millones de dólares (unos 227 000 millones de euros). Por otro lado, el último informe trimestral de SoftBank reporta pérdidas de 23 000 millones de euros debido a sus inversiones en empresas tecnológicas devaluadas. Sin embargo, esta compañía es peculiar y muchas veces ha sido criticada por la sobrevaloración de los proyectos en los que ha entrado.
En conclusión, no hay una tendencia general. Depende de los sujetos implicados y los sectores. La fase anómala que atraviesa el mundo de las ‘start-ups’ parece más ligada a percepciones que a criterios objetivos. Dicho esto, como sabemos, la percepción lo es casi todo.
Por Alberto Barbieri
Imágenes I Israel Andrade/Unsplash, kaleb tapp/Unsplash, Towfiqu barbhuiya/Unsplash