Tarjetas de crédito: cómo funcionan y por qué supusieron una revolución en los pagos

Pymes

Las tarjetas de crédito vienen siendo muy populares desde la segunda mitad del siglo XX. Supusieron un salto jurídico y de operativa bancaria que facilitó el comercio y la financiación. En los últimos años, se han convertido también en un soporte de nuevas tecnologías. [hde_related]

¿Qué es una tarjeta de crédito?

La tarjeta de crédito no tiene una extensa regulación en las leyes. Más bien, ha sido una realidad construida por la operativa bancaria. No obstante, sí podemos decir que, en principio, la tarjeta de crédito es un tipo de tarjeta de pago que permite realizar la operación a crédito. Para ello, en general, aparecen cuatro intervinientes.

Emisor de la tarjeta

Es la entidad que se compromete a realizar el pago a crédito al establecimiento adherido. A su vez, tendrá un acuerdo con otras entidades para organizar los aspectos técnicos, comerciales y financieros.

A cambio de estos servicios puede cobrar comisiones tanto al cliente como al establecimiento adherido. Además, cobrará intereses por la disposición del crédito por parte del cliente.

Cliente

Puede ser un particular, una empresa o cualquier otro tipo de organización. Hasta determinado límite, puede realizar pagos con ella incluso aunque no tenga saldo suficiente en su cuenta. A cambio, satisface a la entidad emisora las comisiones e intereses que correspondan.

Para poder hacer uso de la tarjeta de crédito, necesita un soporte físico o digital. Lo más tradicional ha sido el empleo de una tarjeta de plástico con una banda magnética y chips que permitían gestionar tecnológicamente las operaciones. En la actualidad, se han popularizado otros sistemas digitales que permiten la incorporación a un smartphone o dispositivo conectado.

Establecimiento adherido

Son los comercios, profesionales y establecimientos de servicios en los que se hace uso de la tarjeta de crédito. Para ello, suelen contar con un dispositivo denominado Terminal Punto de Venta (TPV). A través de él realizan la comunicación entre la tarjeta y la entidad emisora. En la actualidad, puede contar con diferentes alternativas de conectividad e, incluso, como la propia tarjeta, puede incorporarse a un smartphone o dispositivo conectado.

En general, se admite que tiene el derecho de cobrar del emisor de la tarjeta desde el momento en el que recibe la confirmación electrónica de la operación. Esto significa que, desde ese momento, no le afectan las posibles dificultades que haya podido tener el emisor para cobrar el crédito al titular.

Otras entidades participantes

El emisor de la tarjeta de crédito es la ‘cara visible’ de un entramado empresarial. Para poder poner en marcha todas las operaciones, ha tenido que llegar a acuerdos con muchas otras empresas. Destacan la marca de la tarjeta y las empresas que están al cargo de los sistemas tecnológicos.

Además, cada vez tienen más importancia las empresas que, contratadas por cualquiera de los intervinientes, participan en el flujo de datos y en la provisión de servicios de información financiera. Y, junto a ellas, hay un ecosistema de negocios que se encargan de auditar riesgos con los datos; proveer soluciones de ciberseguridad; garantizar la protección de datos; analizar, programar y mantener los sistemas de procesamiento; desarrollar apps, etcétera.

Qué ventajas tiene la tarjeta de crédito

Para el conjunto de la economía, las tarjetas de pago (no solo las de crédito) se han convertido en un factor de impulso tecnológico. Lo son en las tecnologías de conectividad, pero también en las de procesamiento de datos.

Para el sector financiero, han supuesto una fuente importante de intereses, comisiones y, sobre todo, conocimiento. Los bancos y todas las otras entidades participantes han podido acceder a una visión de detalle de cómo se realiza una operación de pago. Eso les ha servido para iniciar una carrera por redefinir las experiencias de pago.

No obstante, aun siendo importantes todas estas ventajas, las que han propiciado el mayor desarrollo de las tarjetas de crédito son las relacionadas con los clientes y establecimientos adheridos. Al fin y al cabo, son los usuarios que dan sentido a este instrumento de pago.

Ventajas para los clientes

Para los clientes, si se utiliza con pautas de consumo responsable, es un instrumento que permite optimizar el momento de realizar desembolsos. Si hay una buena oportunidad o necesidad de realizar una adquisición o recibir un servicio, se puede llevar a cabo siempre que nos movamos dentro del límite de crédito.  

Para los pagos de pymes y los autónomos representa una opción interesante en muchos contextos. Se van realizando gastos de representación y de viaje, dietas, determinadas adquisiciones, etcétera sin necesidad de mantener una liquidez excesiva.

Por otro lado, gracias a los justificantes, es más fácil mantener un control posterior de los gastos. Eso hace que, en algunos casos, sea uno de los medios que exigen las normas para documentar pagos subvencionables o gastos desgravables.

Ventajas para los establecimientos adheridos

Por un lado, junto a las transferencias, las tarjetas de pago se han convertido en la forma de pago más habitual para cobrar operaciones de cierto importe. Recordemos que, en la actualidad, los empresarios o profesionales solo pueden cobrar un máximo de 1000 euros en efectivo.

Además, que la tarjeta sea de crédito facilita la financiación de las ventas. Los establecimientos no han de preocuparse por la valoración de los riesgos ni las insolvencias de clientes. Toda esa labor corresponde al emisor desde la confirmación y los impagos no afectan al establecimiento.

Por otro lado, la tarjeta de crédito facilita los movimientos de tesorería. Hace que llegue antes el dinero a la cuenta bancaria, ya que no solo facilita la financiación al cliente, sino que también ahorra el tiempo que tardamos en acudir al banco a ingresar efectivo. 

También es de una gestión más sencilla que otras alternativas al efectivo, como letras, cheques, pagarés y otros títulos cambiarios. No hay que rellenar un documento ni realizar trámites para su cobro o para reclamar en caso de impago.

Además, todos los pagos con tarjeta son una fuente de datos útiles para el negocio. Hay un ecosistema de empresas que los transforma en herramientas para la toma de decisiones.

Finalmente, es una herramienta para la seguridad física del negocio. Evita la acumulación de efectivo en las cajas, que es una de las causas más frecuentes de robos y extravíos en el pequeño comercio.

La tarjeta de crédito es un compañero de viaje en el día a día de los negocios. Ha revolucionado los pagos desde un punto de vista financiero, jurídico y tecnológico.

Imágenes | Mark OFlynn, Clay Banks, Georgi Dyulgerov, Pickawood en Unsplash

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