La transformación digital es una necesidad para las empresas, no una opción. Sin ella, se puede perder la carrera por la competitividad.
La tecnoatrofia es un concepto que se refiere a los problemas que tienen las pymes para implantar con éxito las nuevas tecnologías. Hace unas semanas, la plataforma multimedia La Neurona presentó, junto con el Ayuntamiento de Madrid, un informe que acuña y explica este término y también trata de ofrecer soluciones.
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Según los datos que presenta el estudio, solo un 2% de las pymes españolas incorpora herramientas de big data e inteligencia artificial en sus procesos de trabajo. Además, el 31% de las empresas no tiene un plan de formación digital para sus empleados. De igual forma, solo el 49% de las pequeñas y medianas empresas asegura tener un sistema de gestión de información.
Los peligros de la tecnoatrofia
¿Cuáles son los riesgos para una pyme que no invierta en su transformación digital? Básicamente, que no está invirtiendo en su futuro.
- Estancamiento profesional.
- Incapacidad para crecer.
- Imposibilidad de mejorar la experiencia y expectativas del cliente.
- Pérdida de competitividad.
- Pérdida de oportunidades de negocio.
- Toma de decisiones menos efectiva.
- Incapacidad para atraer el talento.
- Bajada de la productividad.
El capital humano
Vencer a la tecnoatrofia pasa por las personas que han de poner en marcha esa transformación digital. A muchos responsables les cuesta asumir cambios porque no quieren salir de su zona de confort y enfrentar las dificultades que toda novedad plantea.
Y no solo los directivos. Se ha de hacer entender a los empleados los riesgos de la tecnoatrofia. Es decir, hacerles cómplices de la estrategia digital de la empresa o, lo que es lo mismo, de los objetivos a largo plazo. Es una forma de aumentar la implicación de todos y el trabajo en equipo. Han de comprender qué supone ese cambio y qué beneficios les reportará.
Así, es clave la formación de los trabajadores y de los altos cargos. Ese conocimiento e información no solo les capacitará para los nuevos procesos, sino que les hará entender las posibilidades que ofrece el mundo digital.
Trabajando con la información
Es otro de los campos más importantes. Las herramientas que trabajan en la nube ofrecen ventajas a la hora de gestionar los datos: mejora de la seguridad informática, la protección de datos o la accesibilidad multicanal.
La gestión de la información funciona a dos niveles:
- Por un lado, tenemos la recopilación y análisis de los datos de los clientes que permiten conocer de manera más rápida y eficaz sus características y necesidades. Así, se les puede atender de forma eficiente en el menor tiempo. Y se mejora la experiencia del cliente.
- Por el otro, tenemos la gestión de datos a nivel interno. Automatizar los procesos por los que la información se integra en los procesos de trabajo, mejora la productividad y favorece la toma de decisiones.
Pero no solo los altos cargos han de disponer de esa información. Lo interesante de estas herramientas es que cada empleado disponga de los datos necesarios en cada momento para autogestionar su tiempo y esfuerzos y cumplir sus tareas sin dudas.
Esta idea tiene que ver con conceptos como el business intelligence (la información se transforma en conocimiento) y la inteligencia competitiva (enfocada en recopilar y analizar información para obtener una ventaja sobre los competidores).
Contacto con el cliente
Internet y las redes sociales han cambiado la forma en que empresas y clientes se relacionan. Poner al usuario en el centro de la estrategia es básico. Y eso pasa por saber escucharle y ofrecerle una atención 24/7. La comunicación es directa y el trato más cercano. El consumidor está más empoderado y se ha vuelto más exigente porque la oferta ha pasado de ser local a global.
Por eso, la empresa que sabe atender sus demandas genera mayor fidelización. Los clientes siempre volverán a la marca que sabe que les ofrece garantías de calidad. Hay una vinculación emocional que les convertirá en seguidores. Para ello, también es importante analizar el llamado customer journey, el viaje del consumidor. Es decir, los diferentes procesos por los que pasa un individuo desde que se interesa por un producto hasta que, finalmente, lo compra.
La comunicación digital exige también desarrollar campañas que vendan la imagen de marca de la empresa. Existen múltiples herramientas, como webs, newsletters, blogs y redes sociales. Y,cada una se especializa en un tipo de acción y un resultado. Por ejemplo, no es igual una campaña iniciada en Instagram (la fuerza de la imagen lo es todo) que otra que se lanza en Twitter (tiene más importancia un mensaje ingenioso de unos pocos caracteres.)
A tener en cuenta
Otros aspectos que no se pueden dejar de lado para evitar la tecnoatrofia:
- Andar antes que correr. Volviendo al informe de La Neurona, uno de los aspectos destacados es que las pymes necesitan conocer primero las disciplinas digitales básicas, antes de embarcarse en las más complejas.
- Modelos de negocio. La digitalización trae nuevos tipos de empresa y puestos de trabajo que antes no existían, como las figuras de los community managers o las empresas que desarrollan aplicaciones (por poner dos simples ejemplos). Y, además, la globalización digital permite contactar con otras empresas y clientes fuera de nuestro territorio.
- Plan de marketing digital. Es imprescindible trazar una estrategia que tenga en cuenta aspectos como el web marketing, el ecommerce, la experiencia de compra, la innovación y el big data.
- Inversión. La pymes han de ser conscientes de que necesitan invertir en herramientas de data science, inteligencia artificial o internet de las cosas. Por ello, también es importante el apoyo de las administraciones y la creación de planes de financiación.
Imágenes | Photo by Tianyi, Ma Amy Hirschi,Ant Rozetsky, Arlington Research, Austin Distel on Unsplash
