La ansiedad laboral es uno de los problemas más comunes que afectan a los seres humanos. De hecho, aunque no vivamos en un estado permanente de ansiedad, seguro que todos hemos protagonizado algún episodio en nuestro trabajo de angustia y preocupación.
Quizá sea porque tengamos miedo a perder nuestro trabajo, porque no tengamos estabilidad de cara al futuro, porque haya una mala relación con nuestro jefe o algún compañero, o, directamente, porque nos enfrentamos todos los días a un ambiente conflictivo…
Los problemas de cada día nos pueden generar esa sensación de preocupación y congoja. Pero, cuando hablamos de trabajo, la cosa se complica. Para muchas personas, su empleo es una de las facetas más importantes de su vida. Es lo que les da el sustento económico pero también la manera en que se posicionan frente al mundo.
Un trabajador que sufre de ansiedad laboral puede tener muchos problemas derivados. En primer lugar, es fácil que pierda su concentración y le cueste atender las tareas más básicas. Esto puede llevar a una ineficiencia que, sin duda, agravará los problemas de los que hablamos. Aquellos que sufren ansiedad laboral fácilmente harán de ese pensamiento negativo el centro de su rutina, por lo que la productividad en el trabajo se verá seriamente comprometida.
Síntomas que nos hablan
Para saber si sufrimos de ansiedad laboral y, principalmente, en qué grado, debemos estar atentos a nuestro propio cuerpo. Sus señales nos hablarán claramente:
- Problemas para dormir: ¿Por qué nos cuesta dormir y despertamos en medio de la noche con una preocupación? Si no podemos dejar de pensar en el trabajo, ahí tendremos una relación directa.
- Dolor muscular: Nuestro cuerpo sufre el peso de nuestras preocupaciones. La tensión se carga sobre nuestros hombros o nuestra espalda, pero también en la zona de la mandíbula.
- Miedos infundados: Un síntoma claro de la ansiedad está en la aparición de miedos que antes no teníamos. Nuestra mente no piensa con claridad y genera miedos irracionales a cualquier situación diaria.
- Fobia social: Derivado del anterior. Comenzamos a sentir rechazo por nuestros propios compañeros. Quizá porque no soportamos sus actitudes o, simplemente, porque tenemos miedo a hablar en una reunión, una charla… Pensamos que todos nos van a juzgar.
- Irritabilidad: Otro signo claro de que algo no va bien está en el comportamiento que tenemos hacia los demás. Si nos enfadamos con frecuencia, parece que todo nos molesta y ni siquiera sabemos por qué, podemos tener un problema de ansiedad laboral.
- Inseguridad: Uno de los problemas derivados de la ansiedad laboral es la inseguridad con la que desempeñamos nuestras tareas. No estamos bien, nos cuesta concentrarnos en nuestro trabajo, es fácil que caigamos en una falta de motivación y en la creencia de que todo lo hacemos mal.
Consejos y tácticas para superarlo
Como hemos dicho, todos estamos expuestos a sufrir, en un momento u otro, de ansiedad laboral. Lo importante es saber identificarla y atajarla de frente con una serie de prácticos consejos que nos vienen, en general, de maravilla para nuestra vida diaria. Eso sí, nosotros no somos médicos, así que, si este problema es grave y persiste, puede que necesitemos consultar con un profesional. Él nos ayudará a hacer desaparecer esa angustia que nos impide ser felices.
- Ser conscientes. No perder nuestra capacidad de análisis y reflexión es clave para enfrentar cualquier problema. Debemos pensar con calma para darnos cuenta de la realidad de los conflictos a los que nos enfrentamos. La práctica del mindfulness es muy beneficiosa, prueba a parar por un minuto y realizar este ejercicio.
- Organizarnos. Algunos problemas de ansiedad vienen por falta de organización y mala gestión del tiempo. Sentémonos un momento a reflexionar y pensemos qué hemos de priorizar y qué podemos dejar para otro momento.
- Pedir ayuda. A muchas personas les cuesta pedir ayuda porque creen que es un síntoma de debilidad. Pero no lo es. Al contrario, pidiendo ayuda demostramos que entendemos la importancia de una tarea y nos damos cuenta de que no podemos resolverla por nosotros mismos.
- Ejercicio físico. Las virtudes del ejercicio físico son numerosas. Y desde luego, también son aplicables a la ansiedad laboral. Estar activos nos ayudará a quemar energías negativas, a relajarnos y a sentirnos mejor.
- Y la mente ocupada. Que la jornada laboral termine quiere decir exactamente eso, que ha acabado. Si estamos en casa y estamos dando vueltas a X situación del trabajo, la ansiedad nos acompañará noche y día. Si nos cuesta relajarnos, siempre es recomendable entretenerse con nuestro hobby favorito, con lectura, música, cine…
- No te sientas culpable. Y, desde luego, cuando estemos haciendo una actividad que disfrutamos, nos deberemos entregar plenamente a ella. No hay que sentirse culpable porque no estemos dando vueltas todo el rato a ese problema que tenemos en la oficina. Desconectar es una actividad tan importante como atender a las obligaciones.
La ansiedad laboral es un problema muy frecuente. Pero un poco de sentido común y de actitud positiva pueden ser los únicos cambios que necesitamos.
Noelia Martínez