Ylé Cosmetics: la marca gallega de cosméticos que acapara la atención del sector ‘tecno beauty’

Pymes

Realidad aumentada para encontrar el maquillaje perfecto. Inteligencia artificial para crear cremas personalizadas. Tecnología LED de la NASA para mitigar los efectos de la edad en la piel.

El sector tecno beauty o beauty tech ha despegado. En el último año, algunas de las grandes marcas han sumado sus nombres a la revolución tecnológica de la cosmética y los tratamientos de belleza. Sin embargo, el cambio empezó antes, en pequeños esfuerzos emprendedores que han acabado por hacerse un hueco entre los líderes tradicionales del sector. Es el caso de Ylé Cosmetics, que desde la localidad gallega de Cangas do Morrazo ha logrado atraer las miradas de este mercado emergente.

La compañía, fundada en 2016 por Araceli Hermelo, tiene dos productos de tecno beauty en el mercado y otros dos en desarrollo. Uno de ellos, una máscara de tratamiento fotodinámico, ha sido seleccionado por la revista Forbes como una de las 21 ideas de futuro que marcarán 2021. Su receta de éxito tiene mucho de apostar por la innovación y de visión de futuro, pero también de comunicar y convencer al mundo de que la tecnología ha llegado a la cosmética para quedarse.

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Tradición familiar y tecnología espacial

“Mi familia se ha dedicado al mundo de la belleza desde 1965. Siempre lo he tenido claro, ya con nueve o diez años ayudaba a mi madre en su peluquería, aunque siempre que podía me iba a la parte donde se realizaban los tratamientos de belleza”, explica Hermelo. “Mi tía, Pilar Vidal, era la directora de la parte estética y ha sido mi gran maestra. Ha conseguido contagiarme su amor por este mundo tan increíble”.

En 1995, Hermelo se puso al frente del local familiar en Cangas, Ylekara. Con el tiempo, lo va transformando en un centro de estética de referencia en la zona y acaba por sumar otro establecimiento en Vigo, la ciudad más cercana. Hoy, ambos centros utilizan la tecnología a diario en sus tratamientos.

“Mi salón de belleza ya no tiene nada que ver con el de mi familia de los años ochenta. No solo ha evolucionado en la mejora de la cosmética, sino también en cómo se combina con ella la tecnología. Al final, lo que queremos es conseguir mejores resultados, pero sin perder esa calidad y bienestar que aportamos al cliente con nuestras manos”, explica Hermelo.

Poco antes de que su familia abriese el primer local de belleza, en 1962, una fábrica del sur de Estados Unidos producía la primera lámpara LED comercial. Los caminos en los que ambas historias se acabarían cruzando todavía tenían que dar muchas vueltas. Durante los años noventa, la NASA apostó por investigar los usos que la tecnología LED podía tener en el espacio. Primero llegó el programa Astroculture3, que usaba luz LED para cultivar plantas en los transbordadores espaciales.

Después llegaron los proyectos PBMT (siglas en inglés de terapia de fotobiomodulación) y PDT (terapia fotodinámica). Ambos estudiaron cómo aplicar diferentes longitudes de onda con lámparas LED podía estimular o inhibir el crecimiento celular. Como resultado, en los inicios del siglo XXI, la tecnología, usada para mitigar el dolor y mejorar la cicatrización, terminó comercializándose bajo el nombre de HEALS y WARP 10.

“Nuestra mascarilla, la Led Mask Phototherapy System, parte de la tecnología empleada en la NASA para curar las heridas de los astronautas”, explica Hermelo. “Es un dispositivo basado en innovación fotodinámica que tiene efectos antiedad, contra la hiperpigmentación o cuperosis, y que abarca distintas longitudes de onda para el tratamiento de problemas en la piel. Con ella hemos conseguido que los tratamientos profesionales sean accesibles en casa”.

El otro producto de beauty tech que han desarrollado es un limpiador facial que han bautizado como Ylé CLEANion + Ionized Cleaning System. El aparato trabaja a través de vibración, microcorrientes e ionización, lo que estimula la piel al tiempo que la limpia. Ambos están pensados tanto para el tratamiento en centros cosméticos como para el uso doméstico.

La importancia de la comunicación

“La idea de Ylé Cosmetics surge trabajando en la cabina estética, buscando soluciones para mejorar los resultados de los tratamientos. Consciente de que la presencia de la tecnología en el mundo de la belleza era ya una realidad, aposté por crear Ylé Cosmetics en 2016 para experimentar e innovar. La tecnología lo está revolucionando todo: los equipos de diagnóstico, los equipos de tratamiento… Cada vez los centros son más tecnológicos”, señala Hermelo.

Empezar y hacer crecer un proyecto así está lleno de retos. Uno es el tiempo que exige. “Es un sector imparable y hay que estar al día en todo. Pero como mi trabajo es mi pasión, le dedico todo el tiempo del mundo”, añade. “Me reconforta conseguir mejorar la vida de los demás. El mundo de la cosmética no es solo es moda, es bienestar y salud”.

Otro desafío es el esfuerzo económico. “Vamos poco a poco, pero está mereciendo la pena. Al principio a los clientes les chocaba que estuviéramos en Cangas, en una esquinita del noroeste español. Pero gracias a todo nuestro equipo hemos demostrado que trabajando se puede llegar a todas partes, también desde las Rías Baixas”, señala la fundadora de Ylé Cosmetics.

Otro de los grandes retos ha sido la competencia. En los últimos años, algunas de las grandes marcas como L’Oréal han apostado por introducir la tecnología en los tratamientos cosméticos. Para mantener su espacio, Hermelo tiene claro que es tan importante un buen producto como saber comunicarlo bien.

“Es factible competir con los grandes nombres de la industria, lo estamos haciendo. La verdad es que la comunicación es muy importante y gracias a ella hemos avanzado mucho en los últimos meses, llegando a codearnos con laboratorios y empresas top del mundo de la belleza”, explica. “Es importante tener una gran idea, un buen producto, pero no hay que olvidarse de darlo a conocer, de transmitirlo. Ylé Cosmetics ha conseguido que sus productos no solo sean los mejores, sino que, gracias a nuestro equipo de comunicación, se conocen”.

La compañía cuidó la comunicación desde el principio. De hecho, ya en 2017, el diseño de marca elaborado por la agencia Desoños fue premiado en la quinta edición de los Luxury Advertising Awards como Mejor Diseño de Marca Premium.

La pandemia también ha ralentizado la progresión de Ylé Cosmetics. Las medidas de seguridad para frenar la COVID-19 han tenido los centros cerrados durante meses y han dificultado que los consumidores prueben nuevos productos. Por otro lado, la venta online de productos personales de belleza e higiene se ha disparado.

“De cara al futuro queremos seguir consolidando la marca y sumar nuevos productos. Este 2021 presentaremos otras dos innovaciones faciales. Pero no me gusta pensar a largo plazo, prefiero centrarme en el presente, hacer las cosas bien, estar preparada para recoger lo que venga como resultado del esfuerzo y la dedicación”, concluye Araceli Hermelo.

Imágenes | Ylé Cosmetics

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