Desde hace unas semanas, el burnout o síndrome del trabajador quemado es reconocido como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El agotamiento profesional, que sufren tantos y tantos profesionales, se asocia a estrés crónico, bajada del rendimiento y mucho cansancio.
En otras ocasiones, lleva a la apatía y la falta de interés, motivada sobre todo por que nadie valora el esfuerzo. Llevado al extremo, el cuadro se puede complicar y puede provocar ataques de ansiedad y depresión.
La decisión de la OMS de incluir el ‘queme’ profesional en su Clasificación Internacional de Enfermedades significa que es una dolencia que se puede diagnosticar y tratar y acabará influyendo en la gestión de bajas laborales e incapacidades. Eso sí, no será hoy ni mañana, puesto que la nueva clasificación de la OMS entrará en vigor en 2022. En España, el burnout no es todavía una enfermedad profesional, pero hay sentencias que lo reconocen como un accidente de trabajo. [hde_related]
El síndrome del burnout lleva al trabajador a tener una concepción negativa de sí mismo, pero también del trabajo, de sus compañeros y de sus clientes. Se da en aproximadamente un 10% de los profesionales, y en al menos en un 2% adquiere la peor cara, que, como decíamos, puede llevar a la depresión. Los profesionales más proclives a quemarse son los que tienen que afrontar muchos episodios de estrés y los que están vinculados con la atención al público, como médicos, enfermeras, cuidadores y funcionarios de prisiones.
También lo sufren los que padecen unas condiciones muy precarias y no tienen ningún tipo de vocación. En España, los camareros y dependientes de tienda, que tienen que atender muchas veces a clientes malhumorados e impacientes y en muchas ocasiones trabajan largas jornadas por unos sueldos bajos, tienen todas las papeletas para quemarse.
Soluciones al burnout o síndrome del trabajador quemado
Sin embargo, en alguna medida el síndrome del trabajador quemado afecta a millones de personas en todo el mundo y a cientos de miles sólo en España. Es una enfermedad silenciosa a la que conviene ponerle remedio. Aquí ofrecemos algunos.
- Lo primero que conviene hacer es reconocer el problema y reflexionar sobre ello. Muchos trabajadores están quemados por un alto estrés o por la falta de motivación, pero no lo saben.
- Tienes que preguntarte cómo puedes manejar la situación y no decir simplemente “no puedo”. Es solo un clic mental, pero muchas veces es el comienzo del cambio.
- La carga excesiva de trabajo es uno de los principales motivos del burnout laboral. Por eso, aprende a decir que no, para evitar el exceso de obligaciones y la frustración que supone no sacarlas adelante.
- También es bueno delegar en los demás. No debemos cargar solos con todo el peso de un trabajo o de un proyecto. Así evitaremos excesos de responsabilidad y de tareas. En este sentido, hay que hacerse a la idea de que no somos imprescindibles. Importantes sí, pero no imprescindibles.
- Hay que dosificar el trabajo y aprovechar los periodos de descanso. Por ejemplo, conviene desconectar después de una larga jornada o de un proyecto muy absorbente.
- Prioriza los asuntos importantes. El estrés llega muchas veces porque nunca vaciamos la lista de tareas pendientes. No se puede hacer todo. Hay que planificar bien y concentrarse en lo importante.
- Hay que evitar llevarse trabajo a casa, para así poder despejarnos y recuperar fuerzas y motivación.
- También puedes plantearte cambiar de empleo, de compañía o de puesto dentro de la misma empresa para recuperar la motivación. A veces, un mero cambio de oficina es un revulsivo.
- Reduce si puedes el número de horas que trabajas o tómate unas vacaciones. Te puede ayudar a ver la situación desde un ángulo diferente.
- Conviene compartir los problemas del trabajo en casa y con los amigos. Esto ayuda a que los relativices y los afrontes desde otro punto de vista.
- Recupera hábitos sanos de vida, como comer y dormir bien y hacer deporte regularmente. Ayudan a evitar el estrés, el malhumor o la ansiedad.
- Busca uno o varios pasatiempos que te ayuden a airear tu mente y a conseguir bienestar físico. El senderismo, el baile, la música, el yoga y el pilates son buenas propuestas.
- Si las cosas no mejoran, acude a un profesional, como un psicólogo, que te ayudará a localizar tus problemas y te dará consejos y técnicas para irlos superando poco a poco.
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