Cada vez más empresas permiten a sus empleados trabajar desde casa algunos días al mes, pero la última tendencia en Estados Unidos es fijar los miércoles como el día del home office.
El movimiento Work From Home Wednesdays (Miércoles de trabajo en casa) nació gracias a Shari Buck, cofundadora de Doximity, una popular red social para médicos en Estados Unidos.
Hace ocho años, Buck daba clases en la escuela infantil de sus hijos una mañana a la semana -la de los miércoles-. Ser parte activa de la educación de sus vástagos significaba mucho para ella, pero por aquel entonces se desempeñaba también como cofundadora de lo que entonces era una pequeña empresa emergente. [hde_related]
Así, trataba de conjugar las demandas de la puesta en marcha de Doximity con las exigencias propias de la maternidad, pero el esfuerzo no le estaba dando resultado. De modo que decidió teletrabajar los miércoles, el día en el que colaboraba en el centro al que acudían sus hijos, para conciliar vida personal y laboral. Y la idea resultó.
Un accidente felizmente productivo
“Cuando mezclas los dos entornos, sacas lo mejor de ambos mundos al permitir nuevas perspectivas, mayor innovación, flexibilidad y diversidad, al mismo tiempo que se crea una mayor eficiencia”, afirmaba Buck en octubre pasado en un artículo que escribió para la revista ‘Forbes’.
Fue entonces cuando Buck y sus socios decidieron que trabajar los miércoles desde casa se convirtiera en una política de Doximity. “Ahora que tenemos 280 empleados, esta decisión ha resultado ser un accidente felizmente productivo«, señalaba Buck en otro artículo de mayo pasado para ‘Quartz at work’. De hecho, todos los trabajadores de Doximity se quedan en casa los miércoles, cuando se cierran las oficinas centrales de la compañía.
Los motivos para no ir a la oficina los miércoles
Pero ¿por qué trabajar en remoto los miércoles y no otro día de la semana? Hay varias razones de peso, según la jefa de Producto de Doximity. «La primera es que teletrabajar tal día divide la semana muy bien: dos días en la oficina, un día trabajando a distancia y luego dos días más en la oficina. Esto supone un flujo de trabajo constante que equilibra las reuniones de planificación que suelen darse a principios de la semana, la jornada productiva desde casa y dos igualmente productivas y de colaboración al final de la semana», explica.
Según Buck, después de dos días en la oficina, lo más probable es que la lista de tareas haya crecido. “El miércoles es el día en el que hacemos frente a problemas difíciles con menos distracciones al permanecer en nuestro hogar”, además de que “nos ahorramos el tiempo que invertimos en el trayecto a la oficina (más de tres horas en su caso), que se puede usar de manera mucho más productiva que tarareando las canciones que suenan en la radio en medio del tráfico”.
Para Buck, “los miércoles en casa siguen siendo, después de todo, un día de trabajo como cualquier otro, y el hecho de que los empleados deban regresar a la oficina el jueves refuerza su sentido de la responsabilidad”. Además, tras esa ruptura de la rutina suelen hacerlo más renovados, con ideas frescas y más energía.
Otra de las ventajas es que equilibrar trabajo y vida, independientemente de la situación personal de cada uno, “reduce el absentismo en otros días. Esto significa que tenemos al equipo completo presente todo el tiempo”, afirma la cofundadora de Doximity. Sin olvidar que “trabajar a distancia los miércoles, y no los lunes o los viernes, evita caer en la tentación de alargar los fines de semana”.
Flexibilidad y responsabilidad
La flexibilidad y la rendición de cuentas son la clave de los Work From Home Wednesdays, de acuerdo con Buck. “Si bien los pros y los contras de esta política no fueron analizados en profundidad en 2010, cuando nació Doximity, la decisión de mantener el teletrabajo los miércoles ha sido muy útil y tenemos trabajadores más felices y productivos”, apunta. La propia Buck es un claro ejemplo de ello. “A nivel personal, mis días de voluntariado en la escuela infantil de mis hijos han quedado ya atrás, pero una vez al mes aprovecho la jornada del miércoles para servir la comida en el instituto de mi hija. Y he de decir que la experiencia no tiene precio”.
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