Las pymes que cuenten con perfiles técnicos en la dirección tendrán más oportunidades de digitalización y, por tanto, de sobrevivir. Así lo afirmaron Maria José Talavera y Moisés Navarro, de la división española de VMware, en un encuentro digital realizado por Muy Pyme en junio.
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Según este informe interno de VMware, cuatro de cada cinco líderes empresariales coinciden en que “los puestos de liderazgo deberían estar ocupados por personas con experiencia en el ámbito de la tecnología, como el desarrollo de aplicaciones o software”. Esto supone una oportunidad para las pymes, pero también consolida la brecha de género en puestos directivos.
Por qué incluir perfiles técnicos en la dirección
Los perfiles técnicos ya son los perfiles más demandados en el mundo empresarial. Según el ‘Informe de empleos emergentes 2020’ de LinkedIn, puestos como el de especialista en inteligencia artificial han crecido un 76% anual. Crecimientos similares se encuentran en desarrolladores de Salesforce, especialistas en customer success, ingeniería robótica, especialistas en ciberseguridad, desarrolladores de Python, consultores cloud, etcétera.
A esta demanda del mercado laboral en puestos bajos de la escala jerárquica se suma su demanda en puestos de mando, coordinación o dirección. Entre las conclusiones obtenidas por VMware se encuentran.
Mejora de la eficiencia en toda la organización
La mitad de los directivos encuestados confirman que incluir perfiles técnicos en puestos de liderazgo mejora la eficiencia en toda la organización. El motivo es que estos perfiles son capaces de optimizar mejor los recursos de la empresa y, ubicados en puestos de mando, pueden establecer estrategias competentes para lograr estos objetivos. Con frecuencia, estos perfiles quieren intraemprender, pero se ven incapaces de transformar la empresa desde ‘abajo’.
Aumenta el rendimiento empresarial
El 58% de los directivos consultados confirman que trabajar así aumenta el rendimiento empresarial. En parte, debido a la optimización e innovación mencionada antes. Sin embargo, también se mejora la relación con los clientes, hay menos pérdidas económicas debido a errores evitables y se planifica de una forma más largoplacista.
Esto último es muy importante, particularmente en un momento histórico en el que la transformación digital ya no es una alternativa interesante para el futuro sino una necesidad económica presente. Ser capaces de adaptarse a la nueva realidad en un contexto de ‘interrupción sísmica’ (el martillo y la danza o el cierre y apertura derivado de la covid-19) es imprescindible.
¿Por qué los técnicos parecen tener las respuestas?
Hasta hace no mucho, las pymes han jerarquizado su estructura de forma que en la cúspide estaba el capital inicial (los directivos suelen ser los propios empresarios), en la zona intermedia estaban los gestores y mandos intermedios con capacidad de gestión y toma de decisiones operativas y en la parte de abajo se localizaba la fuerza laboral, cuyo objetivo es sacar cuanto más trabajo adelante mejor. Sin embargo, esto está cambiando con el ‘talento’.
A diferencia de las habilidades clásicas de la fuerza laboral, en las que destacan la capacidad de trabajo y las horas trabajadas, ahora destaca un conjunto de habilidades con alto potencial de transformación. Al añadir talento o habilidades específicas a la última capa de la jerarquía se aumenta de forma notable la capacidad de trabajo por hora. Lo que se llama producción.
Cuanto más arriba en la jerarquía empresarial sean añadidas estas habilidades, más potencial de transformación se obtiene. No se trata de que los perfiles técnicos sean más inteligentes, valientes o agresivos, sino que cuentan con un conjunto de habilidades que hasta ahora habían estado infravaloradas y desaprovechadas. ‘Arriba’ un ingeniero hace más que ‘abajo’.
Un entorno cambiante y disruptivo
Estas habilidades ya eran interesantes hace décadas. Uno de los ejemplos más evidentes es la automatización de la industria del automóvil. Mientras que en la parte de abajo de la jerarquía un técnico puede operar un número máximo de máquinas de soldadura, como mando intermedio es capaz de organizar la línea de montaje basándose en la experiencia, y en la dirección puede adquirir robots.
A medida que la disrupción de la llamada industria 4.0 ha ido penetrando en el mercado laboral, y con foco en la situación empresarial derivada de la covid-19, los mandos intermedios de corte tradicional han ido perdiendo relevancia a la vez que sus habilidades de gestión iban siendo reemplazadas por otras cualidades como la capacidad de resolución, el pensamiento crítico, la abstracción o la innovación.
Las brechas laborales y los emprendedores de perfil técnico
El perfil medio del directivo es el de un varón de entre 36 a 45 años, con titulación de postgrado y alto nivel de inglés, según el Observatorio del Directivo Andaluz de STANDBY para Andalucía, que podemos tomar como representación aproximada del resto del país. Además, destaca la demanda de una experiencia previa de 10 años en el 70% de los casos. Aunque ha habido cambios.
En 2018, el 44% de los nuevos puestos directivos ya eran ocupados por mujeres. La cifra es mejorable, y aún quedan décadas hasta que esta entrada en los puestos directivos den lugar a algo parecido a la paridad. Sin embargo, los datos aportados por VMware podrían hacer retroceder esta métrica debido a la masculinización de los perfiles técnicos.
A medida que las pymes buscan digitalizar su actividad y orientarla a la nueva realidad de la industria 4.0, aumentará la demanda de perfiles técnicos y, por lo tanto, la demanda indirecta de varones en la parte alta de la jerarquía empresarial. Se trata de una consecuencia no deseada derivada de una brecha en el acceso a la educación técnica, donde las mujeres apenas están representadas. Por ello, también es importante destacar que los perfiles técnicos no son los únicos perfiles que aportan valor. De hecho, se sabe que contar con equipos de dirección heterogéneos fomenta la estabilidad laboral y la innovación.
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